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El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Salaheddine Mezouar, era uno de los políticos más prometedores para las próximas elecciones y secretario general del Agrupamiento Nacional de Independientes (RNI), un partido de centro-derecha. Los documentos revelados por el hacker Chris Coleman acusan a este político de haber participado en un tráfico de influencias al otorgar varios millones de dólares al gabinete de consultoría estadounidense McKinsey para que preparara un estudio sobre el surgimiento de la economía marroquí, a cambio de la contratación de su hija. La hija trabaja para McKinsey, pero el ministro afirma que es en función de sus propios méritos.
Datada del 25 de septiembre de 2014, un “documento de encuadre” se refiere al proyecto Omega destinado a relanzar la economía marroquí. Este proyecto es una continuación del Plan Emergence en el que trabajó el gabinete de consultoría en estrategia.
Según el medio de consultoría Consultor, “la lectura de este documento ofrece la oportunidad de apreciar la forma de los documentos comerciales de McKinsey, así como el sesgo para presentar un diagnóstico sombrío de la situación a fin de justificar mejor la necesidad de asesoramiento”.
Entre los documentos divulgados, se encuentra una carta enviada por el entonces jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, en la que confirma que se encargó de las “procedimientos franceses” para permitir que Sarah Mezouar, la hija del ministro, obtuviera un permiso de trabajo y se uniera a McKinsey.
De hecho, una carta escrita por Fabius a Mezouar en francés ha causado gran revuelo en varias redes sociales, acusando a Mezouar de corrupción.
La carta en cuestión (imagen abajo) contiene una confirmación de Fabius a Mezouar en la que se indica que se encargó de los “procedimientos franceses” para permitir a Sarah obtener un permiso de trabajo y unirse a McKinsey.
“En nuestra última reunión del 14 de noviembre en Rabat, escribía Fabius en esta carta, usted me había informado sobre las dificultades que enfrentaba su hija, Sarah, en los trámites ante nuestra administración laboral para que pudiera unirse a la empresa McKinsey.
“Me complace informarle que, tras mi intervención, la autorización de trabajo ha sido concedida hoy. Me alegra que su hija pueda comenzar ahora en nuestro país la brillante carrera profesional para la que la prepararon sus estudios”, añade la carta.
“Le agradezco nuevamente por la calidad de su acogida el jueves pasado y le ruego acepte, Señor Ministro, la seguridad de mi alta consideración”, concluye.
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