Los documentos confidenciales de la diplomacia marroquí revelados en 2014 por el misterioso hacker Chris Coleman no dejaron lugar a dudas sobre la obsesión de los gobernantes marroquíes por el territorio del Sahara Occidental. Estos documentos confirmaron la constatación del escritor marroquí Abdellatif Laabi cuando dijo que « Marruecos padece la enfermedad del Sáhara ». Los saharauis dirían que más bien padece la enfermedad de las riquezas del Sáhara. Esta obsesión empujó el gobierno marroquí a erigir esta cuestión como « causa nacional » según la fraseología oficial utilizada incluso por el propio rey Mohamed VI. Según Khadija Mohsen-Finan, politóloga, profesora en la Universidad de París 1 e investigadora asociada al laboratorio Sirice, « a medida que el conflicto se fue enquistando y la « recuperación de las provincias del sur » se encontró con múltiples obstáculos, la obsesión del régimen se hizo aún más importante ».
España debe prepararse para afrontar nuevos atentados terroristas
La insistencia de Rabat para obtener lo que Hasán II llamó « título de propiedad del Sáhara » llevó la monarquía alauita a utilizar todos los medios diplomáticos, militares y mediáticos. A esto se añade la falta de escrúpulos que siempre carcterizó a la monarquía alauita y que se encuentra detrás de numeroso crímenes cometidos sobre el suelo europeo. A penas 10 años después de su independencia, en 1965 concretamente, el rey Hasán II comanditó el asesinato en pleno centro de París del demócrata marroquí y líder tercermundista Mehdi Ben Barka.
En 2004, Hicham El Mandari, fue asesinado en Malaga. Su condición de antiguo empleado del palacio real alauita arroja dudas sobre la implicación de los servicios secretos marroquíes en este crimen.
En 1963, la primera hazaña bélica de Marruecos fue contra la vecina Argelia que a penas había curado las heridas de la larga guerra contra el colonialismo francés. El objetivo era arrebatarle la región de Tinduf que, ironía de la historia, acoje desde hace 45 años a los refugiados saharauis.
En 1975, con los atentados a la bomba contra la administración colonial española en el Sáhara Occidental, Rabat consiguió que España firme el Acuerdo Tripartito de Madrid que repartía el territorio saharaui entre Marruecosy Mauritania.
En un informe de 32 páginas titulado Marruecos, el Estrecho de Gibraltar y la amenaza militar para España, el Think Tank Instituto de Seguridad y Cultura, alerta sobre los objetivos expansionistas de la monarquía alauita, y su mirada agresiva sobre el Estrecho de Gibraltar. Argelia y España son los principales enemigos citados y está dispuesto a todo con el fin de hacer que se plieguen a su voluntad en lo que al Sahara Occidental concierne.
El incidente de Ceuta ha demostrado que cada vez que Marruecos se encuentra accorralado por la legalidad internacional en el contencioso saharaui maneja sus relaciones diplomáticas con la lógica de la amenaza, la intimidación y el chantaje.
En este contexto, en 1991, Marruecos apoyó el terrorismo en Argelia suministrando armas y ofreciendo su territorio como base para la principal organización terrorista argelina, el Grupo Islámico Armado (GIA). Esto fue confirmado por Abdelhak Layada, uno de los principales dirigentes del GIA y consta en las confesiones del entonces ministro del Interior marroquí y brazo derecho del Rey Hasan II, Driss Basri.
En España, el apoyo del gobierno de José María Aznar al derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, al plan Baker y al censo realizado por la MINURSO para la celebración del referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental provocaron la ira del gobierno marroquí. Tres días antes de las elecciones presidenciales en las que se pronosticaba la victoria del PP para un tercer mandato, el 11 de Marzo del 2004, España fue sacudida por un atentado que fue calificado como el « 11 de septiembre español » cuyos autores eran mayoritariamente marroquíes. Varias explosiones en la estación de trenes de Atocha de Madrid se saldaron con 191 víctimas mortales y casi 2000 heridos. La operación también se saldó con un gran éxito para Marrueco ya que la balanza de las elecciones se inclinó por el bando contrario : El PSOE ganó las elecciones y dió un giro de 180 grados en su postura con respecto al Sahara Occidental con un claro apoyo a favor de Marruecos.
La implicación del Estado marroquí en este atentado es patente. La gran mayoría de los autores del atentado del 11-M son súbditos marroquíes. Incluso el ministro español de Asuntos Exteriores en aquel entonces, Migue Angel Moratinos, acusó a Marruecos declarando en los cursos de verano de El Escorial, el 15 de julio de 2004, que si no queremos sufrir otro 11-M debemos ceder en el asunto del Sáhara a las peticiones marroquíes. Y efectivamente, Moratinos y su superior inmediato, Rodriguez Zapatero se convirtieron en los primeros defensores de los intereses de Marruecos en la ONU y en la Unión Europea. Incluso, tuvieron un papel determinante en la redacción del llamado proyecto de autonomía presentado por Marruecos como solución para el conflicto del Sahara Occidental.
El atentado de Madrid no fue un acto aislado y excepcional ya que fue seguido por numerosos atentados en Barcelona, París, Bruselas, Berlín. Siempre con un denominador común : la nacionalidad marroquí de sus autores. Según palabras del Catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela, Carlos Ruiz Miguel, hablar, sin más de «terrorismo islamista» en Europa es un eufemismo para no hablar de «terrorismo marroquí» o de «terrorismo islamo-marroquí». La masiva presencia de marroquíes en la comisión de atentados terroristas en Europa fue evocada por medios de prestigio internacional como The Wall Street Journal.
A pesar de ello y gracias a la protección franco-americana, Marruecos nunca fue inquietado ni recibió las reprimendas convenientes en nombre de presuntos intereses geo-políticos y económicos. Todo lo contrario, París y Washington decidieron recompensar su presunta fidelidad ofreciéndole el territorio saharaui y sus riquezas como regalo.
Pasados los años y ante la determinación del pueblo saharaui a defender sus derechos legítimos y su rechazo a la llamada solución autonómica, Rabat siente que sus ambiciones expansionistas entran en un callejón sin salida, sobre todo al ver que Europa se niega a seguir el gesto de Donald Trump en sus últimos días de mandato.
La historia se repite. Una vez más, el impase genera nerviosismo en Marruecos. Una situación que podría empujar los gobernantes marroquíes a decisiones peligrosas para los estados europeos y paticularmente para España y Alemania, países con los que la tensión ya se hace sentir con fuerza.
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