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Por Abdel Boudemagh
A diferencia de Estados Unidos, China no aumenta su influencia destruyendo Estados como Irak o apoyando golpes militares como en Chile, ni apoyando a Estados canallas y arrogantes que practican el apartheid como Israel, sino con un enfoque que se dedica en la mayoría de los casos al desarrollo de los países del Tercer Mundo como en África.
China no avanza con ideas de colonización o hegemonía sobre los pueblos porque cree en el progreso de los pueblos no por una actitud altruista sino porque su mercado se centra en el resto del mundo con una mano de obra muy barata que necesita crecer en equilibrio con el desarrollo y el progreso económico de los países del Tercer Mundo.
Participa así en una redistribución de la riqueza en la que todos ganan, respetando las opciones políticas y culturales de los países.
La pandemia del CoVid19 fue un poderoso indicador de la gestión catastrófica de los países occidentales envejecidos y de su falta de solidaridad y unidad entre ellos, mientras que China controla hoy la pandemia con total serenidad.
Finalmente, la caída de Kabul el 15 de agosto de 2021 acabó con la vanidad occidental que quería estar en el « todo previsible » y en el « todo control » para acabar dejando a Afganistán en un caos indescriptible.
Las embajadas occidentales se marchan en la pista del aeropuerto de Kabul, mientras que la embajada china se compromete a preparar la reconstrucción de Afganistán y a ayudarle a entrar en una era de desarrollo y progreso.
Sí señor Anthony Blinken, Secretario de Estado de los Estados Unidos de América, la caída de Kabul es peor que la caída de Saigón, significa el colapso de Occidente.
Algérie54, 16/08/2021