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Declaración del Ministro de Asuntos Exteriores y de la Comunidad Nacional en el Extranjero
Tras el anuncio del Consejo de Alta Seguridad de su decisión sobre las relaciones argelino-marroquíes, quisiera, en nombre del Presidente de la República, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, Ministro de Defensa Nacional, y en nombre del Gobierno argelino, hacer la siguiente declaración
1- Está histórica y objetivamente establecido que el Reino de Marruecos nunca ha dejado de llevar a cabo acciones hostiles, inamistosas y maliciosas contra nuestro país, y esto desde la independencia de Argelia. Esta animosidad, cuyo carácter sistemático, metódico y premeditado está documentado, comenzó con la guerra de agresión abierta en 1963, una guerra fratricida desencadenada por las fuerzas armadas reales marroquíes contra Argelia, que acababa de recuperar su independencia nacional. Esta guerra, en la que el Reino de Marruecos utilizó armas especialmente letales y equipo pesado, le costó a Argelia 850 valientes mártires que dieron su vida para preservar la integridad territorial del país cuya liberación habían contribuido a lograr.
2- A pesar de las heridas abiertas por este enfrentamiento armado, Argelia ha construido pacientemente las relaciones de Estado a Estado con su vecino marroquí. En 1969 se firmó en Ifrane un Tratado de fraternidad, buena vecindad y cooperación y en 1972 una Convención sobre la delimitación de las fronteras entre los dos países, que consagran el principio de intangibilidad de las fronteras heredadas en la independencia.
3- En 1976, Marruecos rompió bruscamente las relaciones diplomáticas con Argelia, que acababa de reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática, junto con algunos otros países. Doce años más tarde, los dos países decidieron en 1988 normalizar sus relaciones y situarlas en una perspectiva histórica centrada en la « comunidad de destino de los pueblos argelino y marroquí » y en una fructífera cooperación a promover entre ambos países. Esta normalización se produjo tras los meritorios esfuerzos realizados por los Jefes de Estado de buena voluntad, entre ellos el Custodio de los Dos Santos Lugares, el Rey Fahd Ibn Abdelaziz, cuyo compromiso personal con la mediación activa permitió crear un clima político favorable a una evolución positiva de la situación.
El comunicado conjunto del 16 de mayo de 1988, que sirve de base y ancla para la reanudación de las relaciones diplomáticas entre los dos países, se redactó con esta perspectiva ambiciosa y responsable. Incluye 4 parámetros esenciales que constituyen otros tantos compromisos interrelacionados que el Reino de Marruecos ha aceptado, sin los cuales la normalización de las relaciones entre ambos países no habría sido posible:
-La voluntad de promover relaciones permanentes de paz, buena vecindad y cooperación entre los dos pueblos de Argelia y Marruecos; y la reafirmación de la plena validez de los tratados, convenios y acuerdos celebrados entre ambos países;
-Una contribución efectiva a la aceleración de la construcción del Gran Magreb Árabe;
-Una contribución al fortalecimiento de las filas árabes en torno a la sagrada causa del pueblo palestino, con vistas a la satisfacción de sus derechos nacionales, incluido su derecho a la creación de un Estado en su patria, y a la liberación de todos los territorios árabes ocupados, incluida la ciudad santa de El-Quds;
-Apoyo a una « solución justa y definitiva del conflicto del Sáhara Occidental a través de un referéndum de autodeterminación libre y equitativo, celebrado con total sinceridad y sin ningún tipo de limitaciones ».
4- Argelia se abstiene por principio de inmiscuirse en los asuntos internos del Reino de Marruecos, y sus actitudes históricamente bien establecidas lo han demostrado ampliamente, en particular en el contexto de graves crisis político-militares que han sacudido la estabilidad y la seguridad del Reino. Por su parte, los aparatos de seguridad y de propaganda del Reino de Marruecos libran una guerra mediática de bajo nivel y de gran alcance contra Argelia, su pueblo y sus dirigentes, no dudando en forjar escenarios fantasiosos, inventar rumores y propagar declaraciones difamatorias. Más grave aún, un plenipotenciario del Reino se ilustró con una deriva particularmente peligrosa e irresponsable al invocar un supuesto « derecho a la autodeterminación del valeroso pueblo cabileño ». Ante una provocación que llegó a su punto álgido, Argelia dio muestras de moderación pidiendo públicamente una aclaración a una autoridad marroquí competente. El silencio ensordecedor de la parte marroquí sobre este asunto, que persiste desde el 16 de julio, muestra claramente la marca de un aval político de la máxima autoridad marroquí.
5- Hoy en día, es evidente que el Reino de Marruecos ha renegado, total o parcialmente, de manera grave y reiterada, de los cuatro compromisos fundamentales que constituyen la base esencial y el fundamento normativo en el que se basa la normalización de las relaciones entre los dos países. El Reino de Marruecos ha hecho de su territorio nacional una franquicia diplomática y una cabeza de puente para planificar, organizar y apoyar una serie de acciones hostiles y flagrantes contra Argelia. La última de ellas son las acusaciones sin sentido y las amenazas apenas veladas realizadas por el Ministro de Asuntos Exteriores israelí en una visita oficial a Marruecos y en presencia de su homólogo marroquí, que fue claramente el instigador de esos injustificables comentarios. Es importante darse cuenta de que nunca, desde 1948, se ha escuchado a un miembro de un gobierno israelí emitir juicios y mensajes contra un país árabe desde el territorio de otro país árabe. Esta actuación sin parangón del Estado marroquí, contraria a la coherencia de la historia, es indicativa de una hostilidad extrema y de una precipitación sin discernimiento ni límites. En términos de seguridad regional, el hecho de que las autoridades marroquíes hayan introducido una potencia militar extranjera en el Magreb y hayan incitado a su representante a hacer declaraciones falsas y maliciosas contra un país vecino es un acto grave e irresponsable que viola las disposiciones del artículo 5 del Tratado de Fraternidad, Buena Vecindad y Cooperación, así como los compromisos asumidos en el comunicado conjunto del 16 de mayo de 1988.
6- Estas acciones hostiles se refieren también a la colaboración activa y documentada del Reino de Marruecos con dos organizaciones terroristas conocidas como MAK y RACHAD, cuyos últimos crímenes atroces están relacionados con su participación premeditada en los incendios que asolaron varios wilayatos del país y en la abyecta tortura y asesinato de nuestro compatriota Djamel Bensmail. Por su parte, el no menos grave asunto del escándalo Pegasus puso de manifiesto el espionaje masivo y sistemático al que fueron sometidos los funcionarios y ciudadanos argelinos que fueron objeto de los servicios de inteligencia marroquíes. De hecho, la lista es larga y va desde la imposición unilateral, injusta e injustificada del régimen de visados a los nacionales argelinos en 1994 (incluidos los extranjeros de origen argelino) tras el atentado de Marrakech cometido por una red de terroristas marroquíes y extranjeros hasta la injustificable violación del Consulado General de Argelia en Casablanca, con la profanación de la bandera nacional un tal 1 de noviembre de 2013; Este grave atentado contra los símbolos y los valores del pueblo argelino no dio lugar a ninguna disculpa ni explicación, y su autor, un activista de un supuesto movimiento juvenil monárquico, recibió una condena escandalosamente indulgente de dos meses de prisión en suspenso por un acto perpetrado contra una institución de soberanía protegida internacionalmente, calificado complacientemente de « allanamiento de la propiedad privada » (sic).
7- En cuanto al compromiso de celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental, el Reino de Marruecos lo ha incumplido, a pesar de que fue asumido solemnemente por el rey Hassan II y de que consta en documentos oficiales de la OUA y de las Naciones Unidas, y los actuales dirigentes del Reino albergan ahora la ilusión de poder imponer su diktat a la comunidad internacional en cuanto a la supuesta preeminencia y exclusividad de sus tesis de autonomía. Después de haber frustrado sistemáticamente y con singular mala fe todos los esfuerzos internacionales realizados bajo la égida de las Naciones Unidas, el Reino de Marruecos ha destruido así toda confianza en su palabra y en su firma, mientras finge apoyar a las Naciones Unidas, cuya responsabilidad está plena e irreversiblemente comprometida con la búsqueda de una solución mutuamente aceptable para ambas partes, el Reino de Marruecos y el Frente Polisario, que garantice el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación
8- En cuanto al compromiso de acelerar la construcción del Magreb, y tras la creación de la Unión del Magreb Árabe como organización regional creada a raíz de la normalización de las relaciones argelino-marroquíes, el Reino de Marruecos es el país miembro de la Unión que ha ratificado el menor número de acuerdos, con la exclusión de los acuerdos estructurales. Aún más revelador es el hecho de que el 20 de diciembre de 1995, Marruecos decidió unilateralmente congelar las actividades de las instituciones de la UMA, condenando a ésta a una muerte lenta.
9- Es evidente que el Reino de Marruecos ha socavado de forma sistemática y permanente las bases consensuadas sobre las que ambos países han trazado el rumbo y los contornos armoniosos de una relación basada en la buena fe, la confianza mutua, la buena vecindad y la cooperación. Con ello, sus dirigentes tienen una gran responsabilidad en la sucesión de crisis, cuya gravedad no hace más que aumentar, y que condena a la relación argelino-marroquí a seguir un camino estrecho que roza el abismo sin remisión. La actitud marroquí condena a los pueblos de la región a la incomprensión y al enfrentamiento. Esta actitud hipoteca peligrosamente el presente y el futuro de nuestros pueblos. El cuestionamiento público y solemne de esta actitud por parte de Argelia pone de manifiesto la urgente necesidad de que prevalezca la razón en lugar de la apuesta por lo peor que parece animar la postura del Reino de Marruecos hacia Argelia.
En cualquier caso, Argelia se niega a ser objeto de comportamientos y actos que son condenables y que condena enérgicamente. Argelia se niega a aceptar hechos consumados unilaterales con consecuencias desastrosas para los pueblos del Magreb. Argelia se niega a seguir manteniendo una falsa normalidad que tiene como efecto mantener al conjunto del Magreb en una situación de grave precariedad, contraria al derecho internacional.
Por ello, basándose en todos estos factores y datos, Argelia ha decidido romper las relaciones diplomáticas con el Reino de Marruecos con efecto inmediato.
Gracias por su atención.
Ramtane Lamamra, 24/08/2021