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La semana pasada, el 19, el sátrapa de Marruecos hizo su mensaje de la Corona anual y entre las muchas cosas que leyó zanjaba la crisis con España abierta a consecuencia de la presencia en un hospital de Logroño del líder del Frente Polisario Brahim Gali. ”La nueva relación –dijo Mohamed VI- debe basarse en la confianza, en la transparencia, la consideración mutua y el respeto a los compromisos”. No sé si al referirse al respeto a los compromisos se refiere a la obligación de celebrar un referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui.
Juan Carlos de Borbón hizo en 1975 el papelón del siglo diciendo que aquello era España y no lo dejarían nunca para callarse para siempre cuando de forma vergonzosa y tras la Marcha Verde, Hassan II obligó a una dictadura tan moribunda como su jefe y permitir, como los talibanes hacerse con el Sahara Occidental, antigua colonia española.
Felipe González dijo enfático que España no sería democrática si el Sahara no fuera asimismo libre. Y todos los gobiernos de UCD, del PSOE y del PP no han hecho nunca nada para que se cumpla el mandato de la ONU que además habla del derecho a decidir de las antiguas colonias. Como para permitir otros “derechos a decidir” que se niegan por no ser hechos coloniales. Eso dicen.
Mientras, en verano niños saharauis pasan su temporada con familias españolas. En Euzkadi solemos tener abnegadas familias que hacen ese solidario trabajo habiéndose establecido fuertes lazos de amistad con ese pueblo vencido y obligado a vivir malamente en el desierto.
Lo escandaloso del caso es la satisfacción del gobierno de Sánchez por las palabras del Sátrapa. Ya están contentos. No les van a volver a chantajear abriendo su mano y enviando niños y adolescentes a Ceuta mientras la UE sigue subvencionando con cientos de millones semejante dictadura, cuando por razones humanitarias se le atiende al líder saharaui hecho al parecer terrible que le cuesta el puesto a la ministra de Exteriores Arancha González Laya que debe estar que se sube por las paredes. Todo una vergüenza.
Traigo a colación la figura de Txomin Aurrekoetxea, parlamentario vasco que con alma, vida y corazón se volcó en ayudar cuanto pudo a este pueblo aherrojado.
La fotografía es de junio de 2002 cuando Marruecos impidió la visita al Sahara a una delegación formada por quince personas, entre las que se encontraban políticos y periodistas.
Tras aterrizar en el aeropuerto Hassan II de El Aiun a bordo de una avioneta, las autoridades de ocupación marroquíes les impidieron continuar la visita al Sahara Occidental. ”A empujones” les obligaron a volver a subir al avión y regresar a Las Palmas de Gran Canaria.
Previamente les tuvieron tres horas a pleno sol, sin ningún tipo de atención como podía ser el agua e ir al lavabo. De mala manera les dijeron que se fueran, les devolvieron los pasaportes y les obligaron a regresar amenazando a la compañía aérea dueña de la avioneta con represalias si no lo hacía.
La delegación tenía intención de entrevistarse con autoridades locales designadas por Marruecos, responsables saharauis y miembros en aquel tiempo de la Misión de la ONU para el referéndum en el Sahara Occidental y eso que la visita había sido comunicada tanto al ministerio de Asuntos Exteriores como a la embajada de España en Marruecos.
En aquel tiempo España mantenía una postura algo más firme que en la actualidad con objeto de que se respetaran las resoluciones de la ONU para que los saharauis pudieran decidir su futuro mediante un referéndum.
Antes del viaje les habían dicho que les recibirían para demostrar que había libertad, pero al final a empujón limpio les sacaron de allí.
Marruecos no quiere se sepa nada de lo que pasa en el Sáhara y el reino alaui sigue siendo lo que siempre ha sido: la dictadura de un reyezuelo rodeado de corrupción y autoritario al que encima se le aplauden sus palabras tras la crisis última.
Ante lo que se está viviendo en Afganistán me he acordado de Txomin Aurrekoetxea un hombre bueno y solidario y de ese pobre pueblo saharaui que se fríe a escasos kilómetros de la frontera europea de España y que ha sido abandonado a su suerte, comenzando por España, potencia colonizadora, por Trump que reconoció la marroquinidad del Sahara, y por una UE que no quiere líos en su frontera en África.
Iñaki Anasagasti, 25/08/2021