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El drama de no pertenecer a ninguna parte: ¿qué implica ser apátrida y cuántos hay en el mundo?
Según la Organización de las Naciones Unidas, más de cuatro millones de personas en el mundo son apátridas, es decir, viven sin nacionalidad, sin embargo, la falta de registros impide saber cuál es el número exacto de estas personas.
Esto implica que no están protegidos ni reconocidos por ningún Estado. Muchas veces esta falta de identidad legal les persigue toda la vida, y con ella la falta de acceso a la educación, a la atención médica o la imposibilidad de contraer matrimonio. La ONU conmemora el 60 aniversario de la Convención para Reducir los Casos de Apatridia de 1961 recordando que la llegada de la pandemia y crisis como la que ahora se vive en Afganistán afectan especialmente a estas personas.
¿Por qué se es apátrida?
Un motivo importante de la falta de nacionalidad es la discriminación por raza, etnia, religión o género. Según ACNUR, esto puede darse por herencia, es decir, pertenencia a un cierto grupo históricamente discriminado por un Estado, o por modificaciones de la legislación del mismo que impliquen que se niegue la pertenencia de cierto grupo a dicho país.
En España más del 90% de las solicitudes de apatridia son de personas de origen saharaui. « Llevamos unas 438 en lo que va de año. 913 en 2020 y la mayoría de origen saharahui », cuenta Elena Muñoz, abogada de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado en Madrid.
Muñoz explica que, tras la salida de España del Sahara Occidental se estableció un decreto para acceder a la nacionalidad española, « pero era tan complicado que muy poca gente logró conseguirlo », asegura la abogada.
Discriminación de género
La discriminación de género también es una causa importante: en 25 países, la legislación no permite a las mujeres transmitir la nacionalidad. Esto implica que el hijo de un hombre apátrida no podrá heredar la nacionalidad de su madre si esta la tuviera.
Otras veces son las propias lagunas en la legislación las que crean casos de apatridia. También la falta de concordancia o el conflicto entre las leyes de nacionalidad de los dos países.
La aparición de nuevos estados es otra razón importante de apatridia. También en los nuevos Estados, en los que teóricamente la nacionalidad está al alcance de todos, muchas veces se excluye a minorías étnicas o religiosas, que no pueden o tienen dificultades para encontrar un vínculo con el país. En otros países, los ciudadanos pueden perder su nacionalidad solo por haber estado en el extranjero un tiempo determinado.
En España, según cuenta Muñoz, para obtener el estatus de apátrida hay que buscar los lazos del solicitante con distintos países según la procedencia de sus padres o abuelos. “Hay que ir analizando las legislaciones nacionales de cada país, si ninguna le otorga la nacionalidad, en ese caso esa persona no tendría nacionalidad y España le concede la apatridia.
La concesión de apatridia, explica Muñoz, supone una autorización de residencia y trabajo de larga duración, de cinco años, y un título de viajen que permite moverse a los países que lo reconozcan (en principio todos los países firmantes de la Convención reconocen este título).
Sin embargo, 60 años después, solo 77 países se han unido a la Convención. Y en un momento de crisis sanitaria, climática o como la que se vive en Afganistán, este grupo es mucho más vulnerable que otros. « Ser apátrida significa no tener acceso a educación, atención médica o legal, o a un empleo. También implica no tener libertad de movimiento o derecho a adquirir una propiedad o abrir una cuenta bancaria », explican desde ACNUR.
Euronews, 30/08/2021
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