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-La infección de la activista saharaui y su hermana se mostró días después de un ataque a la casa por agentes marroquíes, el 22 de agosto.
-Los agentes rociaron la vivienda con productos químicos y desechos.
-Un test rápido indica que Sultana y su hermana padecen COVID-19
Cristina Martínez Benítez de Lugo.-
La activista saharaui de derechos humanos Sultana Jaya y su hermana menor, Um-Almumnin, se encuentran en muy grave estado de salud, infectadas por COVID-19. Aisladas por las fuerzas de ocupación en su vivienda de Bojador, en el Sáhara Occidental, no reciben atención médica. La infección se ha manifestado días después de un asalto a su casa por agentes de las Fuerzas Especiales de Seguridad marroquíes.
Un activista de los territorios ocupados ha informado a Contramutis que ha contactado telefónicamente con Louaara Jaya, la hermana mayor de la familia, y esta ha confirmado que sus dos hermanas están muy enfermas y que ella, por ahora, se encuentra bien. Ha relatado que en el asalto que sufrieron el 22 de agosto, los agentes de las fuerzas especiales marroquíes utilizaron productos químicos contra ellas y les dijeron que no iban a durar ni diez días.
El activista ha explicado que días después del asalto, las hermanas no eran capaces de hablar y sintieron que los olores que trajeron consigo los policías eran muy fuertes y las asfixiaban. Posteriormente notaron que empeoró su respiración y sospecharon que podían tener coronavirus. Se hicieron un test rápido de COVID-19 adquirido en una farmacia: Sultana y Um-Almumnin dieron positivo. Louaara, no. Entonces sacaron a la madre de la casa y la enviaron a El Aaiún para no contagiarla.
Las enfermas dicen haber perdido el olfato y el gusto, y respiran con gran dificultad. Tienen colitis y falta de apetito. Se han quedado sin fuerza. La noche del jueves 2 de septiembre han tenido fiebre, mucho dolor de cabeza y vómitos. Por la mañana siguen igual. A Sultana le arde la cabeza.
El virus como arma de exterminio
A propósito de esta situación, el activista Hmad Hmad, vicepresidente de CODAPSO y miembro de ISACOM, comenta que “Se han contagiado por el coronavirus y la situación se está poniendo más grave cada vez, no solamente para Sultana y su hermana, sino también en los territorios ocupados. Aquí, lo que interesa es que mueran los saharauis, aunque se contagien todos. Y les da igual que mueran más de 20.000 marroquíes a cambio de que mueran 10 o 20 saharauis. Siguen con el plan de exterminio que iniciaron desde el comienzo de la invasión”.
Hmad, que ha condenado la negligencia médica deliberada contra los civiles saharauis, denuncia la discriminación de las zonas ocupadas con respecto a Marruecos, la falta de hospitales, la falta de control de la población que abarrota los lugares públicos. Han muerto muchos activistas saharauis por el COVID-19.
En la agencia de noticias Équipe Média también comentan las altas cifras de mortandad por COVID-19 en los territorios ocupados. La atención hospitalaria es insuficiente, con sorpresas como la retirada inesperada del oxígeno. Marruecos recibe dos marcas de vacuna; en los territorios ocupados utilizan una tercera. Marruecos permite las aglomeraciones públicas, pero utiliza la pandemia para coartar la libertad de movimientos de los saharauis y para prohibir las visitas de las familias a sus presos.
Represión contra la familia Jaya
Las hermanas Jaya vienen denunciando desde hace 10 meses la ocupación marroquí desde su casa, en la ciudad de Bojador. Han subido todos los días a la terraza de la vivienda para ondear la bandera de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
En castigo, las fuerzas de ocupación han impuesto a la familia Jaya asedio, confinamiento domiciliario y aislamiento del exterior. Este verano han sufrido muchos ataques de los agentes marroquíes. Intentaron tirar a Sultana de la terraza desde una grúa. Llevan meses sin electricidad. Cuando Sultana ha intentado salir, la han arrastrado y golpeado. Sistemáticamente la casa aparece con heces, residuos podridos o productos tóxicos en la fachada, la puerta o las ventanas de su casa.
Frontline Defenders emitió un llamamiento el 25 de agosto a raíz del brutal ataque que padeció la familia Jaya el día 22, a las 4,30 h. de la madrugada: hubo en su casa una razia de integrantes de las Fuerzas Especiales de Seguridad. Entraron 3 agentes por una ventana del segundo piso y abrieron la puerta a los demás. Apalearon a todos. Ataron a Sultana y Louaara, las desnudaron violentamente y abusaron sexualmente de ellas. Robaron las cámaras y teléfonos que había para grabar los abusos, también baterías y cargadores solares. Lo destrozaron todo, paredes, suelo, muebles, dejando sustancias tóxicas por toda la vivienda.
Las represalias no han amedrentado a las Jaya, que han vuelto cada día a la terraza a proclamar la libertad del pueblo saharaui. El jueves 2 de septiembre Sultana no subió. Ya no puede.
Mientras tanto, las Naciones Unidas no ponen orden en el caos creado por la ausencia de derechos humanos cuya conculcación por Marruecos en los territorios ocupados del Sahara Occidental es denunciada constantemente por organizaciones internacionales de DDHH y por agencias de prensa. La familia Jaya ha pedido incesantemente ayuda de la comunidad internacional, sin que hasta ahora haya habido intervención alguna de la MINURSO ni de la Cruz Roja Internacional.
Seis colectivos militantes de la causa saharaui han solicitado una intervención urgente que logre salvar la vida de las activistas y que ponga punto final a su arresto domiciliario.
Señalan que esta grave enfermedad, sumada a la ya crítica situación de salud provocada por la exposición casi diaria a los productos químicos que les arrojan, “hace que los profesionales sanitarios afirmen que la vida de las activistas corre un grave peligro y que no sobrevivirán mucho más tiempo a esta situación”.
Estos colectivos indican que la última agresión a la familia del pasado 22 de agosto ha sido el único contacto que la familia Jaya ha tenido con el exterior en los últimos días.
Contramutis, 03/09/2021