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Pedro Sanchez desembarcó ayer en Marrakech para pasar unas vacaciones en familia y ser adulado por las autoridades marroquíes como recompensa por su fidelidad al régimen alauita. Marrakech, es precisamente la ciudad donde el Majzén recibe a sus huéspedes más distinguidos. El tema fue ampliamente comentado en el libro de Ali Amar y Jean-Pierre Tuquoi, « Les liaisons dangereuses Paris-Marrakech, Luxe, pouvoir et réseaux » (Las relaciones peligrosas París- Marrakech, lujo, poder y redes »).
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El libro de investigación tuvo mucho impacto. Fruto de una paciente investigación, como se puede deducir por la precisión de los detalles proporcionados y su fluida conexión, el libro pone al descubierto las corrupciones del palacio real y las complicidades no siempre confesables de la clase política francesa.
El disco duro de esta idilio de enredos, a veces con matices oscuros, es literalmente escaneado. « Una inmersión en el pantano de los lazos incestuosos que unen a los poderosos de Marruecos y Francia. En eso consiste el famoso club Paris-Rabat. Una especie de tribu sectaria y ultra selecta con secretos ocultos que marca el tono de las relaciones franco-marroquíes en todos los niveles: político, diplomático, económico, etc. », comenta Ali Amar. El libro está a la altura de esta descripción. La trama se construye sobre esta casi fascinación que los franceses tienen por Marrakech: por sus encantos exóticos que no dejan indiferentes a los contingentes de turistas anónimos; por atractivos mucho menos inocentes, para la categoría de los pocos afortunados.
Aquí, la ciudad ocre, como se le llama habitualmente por el color de sus paredes, se describe como el lugar del fantasioso deslumbrante, de las redes de negocios y de los pactos oscuros. « Interesarse en la ciudad, observar el ballet de políticos, intelectuales y empresarios franceses que vienen de vacaciones, observar las costumbres -no siempre gloriosas- de nuestras élites allí, remite necesariamente a los vínculos entre Francia y Marruecos », afirman los autores.
El encanto del makhzen es tan persistente como poco escrupuloso con la ética. El casting real incluye a DSK, Dominique de Villepin, Eric Besson, Manuel Valls, Brice Hortefeux, Frédéric Mitterrand, Hubert Védrine y, por supuesto, Nicolas Sarkozy, todos ellos beneficiarios de la generosidad real de M6. El rey simplemente sigue los surcos de sus ancestros monarcas para mantener toda la fervor de esta « amistad » con los tomadores de decisiones y formadores de opinión en Francia. También cuida a los fabricantes de dinero, ya que el patronato francés también es mimado con pequeñas y grandes atenciones. « Los regalos, pequeños o grandes, son otra forma de asegurar lealtades. Una invitación, con todos los gastos pagados, a un festival de música, a un coloquio de alto nivel, a la inauguración de un palacio en Marrakech, un pedazo de tierra edificable, una decoración… nada mejor para conseguir favores de los franceses, que luego devolverán el favor », revela la investigación. Y los franceses saben cómo devolver el favor. Se esforzarán en cuidar la imagen de un Mohammed VI « demócrata, amante de la justicia social y escuchando a un pueblo que lo venera », mientras que los líderes empresariales y los banqueros favorecerán al socio marroquí. Sin olvidar el apoyo el apoyo de París a Marruecos en el contencioso que constituye el talón de Aquiles de la monarquía alauita.
El libro sugiere en este sentido que en este « mercado de tontos », solo los marroquíes son los tontos, ya que el reino empobrecido, convertido en la « retaguardia de los grupos franceses del CAC 40 », se endeuda para financiar proyectos de prestigio que benefician a los grandes grupos franceses.
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Una vez más, es en Marrakech, donde la alta sociedad francesa se da cita, donde se cocina todo esto. « Es en un riad de la medina, junto a la piscina de un palacio o en una villa en el corazón de la palmeral donde se tejen pactos políticos y alianzas industriales.
En segundo plano, se perfila también una Marrakech que, en medio de la miseria, ofrece « placeres sexuales prohibidos en Europa », precisa el libro. Marrakech se ha convertido en la nueva Sodoma para los autores, la capital del turismo pederasta y otras perversiones, mientras que la monarquía prefiere mirar hacia otro lado. « No se puede molestar a los huéspedes del reino, sobre todo si se trata de celebridades. Y no se debe contar con Rabat para ejercer presiones sobre París », indican los autores con un tono burlesco.
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