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  • La deuda española con el Sáhara Occidental

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    El día 30 de noviembre de 2010, se publicó en el diario El Mundo, un artículo de Manuel Trigo Chacón, en el cual el autor opina que los errores históricos acaban pagándose, y en la actualidad España no puede tener sino mala conciencia por haber cedido el territorio del Sáhara a Marruecos y Mauritania. Trascribimos íntegramente dicho artículo.

    LA DEUDA ESPAÑOLA CON EL SÁHARA OCCIDENTAL

    La brutal represión ejercida por Marruecos en el Sáhara ha vuelto a poner de actualidad un territorio sobre el que conviene hacer un repaso a su historia reciente. Hasta 1965 era una región desértica con escaso interés. Sin embargo, ese año cambió completamente la percepción sobre el territorio, al descubrirse en él los grandes yacimientos de fosfatos de Bu-Cra, los más importantes del mundo. Además, las prospecciones petrolíferas en sitios cercanos a la costa han insinuado la posibilidad de explotación de importantes pozos de gas y petróleo. Por no hablar de los abundantes bancos de pesca en su litoral. Todo ello hizo que el Sáhara se convirtiese a partir de los 70 en un enclave con grandes posibilidades económicas, lo que despertó el gran interés de Marruecos y también de sus aliados EEUU y Francia.

    De otro lado, el asunto de la delimitación de su mar territorial -con una extensión que va desde el río Dra en el norte, hasta el cabo Blanco en el sur del Atlántico, que es superior a la de Marruecos- hace que tenga la mayor importancia. Para España, dicha zona marítima costera constituye la espina dorsal de las Islas Canarias. En una visita del presidente Zapatero al rey Mohamed VI se veía un mapa de Marruecos que incluía las Canarias como pertenecientes a la Monarquía alauí.

    Establecer una delimitación exacta de las aguas que legalmente le corresponden a Marruecos, de las que forman parte del norte del Sáhara, y de las que son del archipiélago de Canarias, no es tarea fácil. La anchura del mar territorial está limitada a 12 millas desde la línea de base o bajamar, siempre que no exista enfrente la competencia de otro Estado, en cuyo caso habrá que aplicar el principio de la equidistancia. El problema se complica con la extensión de la Zona Económica Exclusiva, cuya anchura puede llegar a las 200 millas de la línea de base, y en el Sáhara se encuentra con la línea de costa adyacente del archipiélago de Canarias. Naturalmente, para España es necesaria una delimitación precisa y mediante convenio.

    Si nuestro país no cedió la soberanía sobre el territorio saharaui, tampoco lo hizo sobre las aguas. Y en virtud del artículo 56.1 de la Convención de Naciones Unidas sobre el Mar, mantiene dicha soberanía en la zona del Sáhara, lo que, claro está, no reconoce Marruecos. Surge así un conflicto permanente, al que hay que añadir el apoyo a la población saharaui que fue desplazada de su territorio. El problema es de difícil solución para España, ya que Rabat ha contado siempre con dos aliados fieles en la Casa Blanca y el Elíseo.

    Veamos el proceso histórico. En los años finales del siglo XIX, Francia se puso de acuerdo con Inglaterra y, ante el desbarajuste tremendo de África, desde el Magreb a Ciudad del Cabo, se repartieron el continente. Estas dos potencias colonizadoras han sido las más déspotas, crueles, egoístas y expoliadoras de la criminal y sangrienta Historia moderna de África. También Bélgica, a la que en la Conferencia de Berlín de 1885 se le cedió el Congo, como propiedad privada del rey Leopoldo, es un ejemplo de colonización criminal, con torturas, mutilaciones y esclavitud. Ahí está la novela del reciente Nobel de Literatura, Vargas Llosa, que narra la inhumana y sangrienta colonización belga. A España, por un nuevo tratado, negociado en París y firmado el 27 de febrero de 1900, se le reconocía el territorio del Sáhara Occidental, pero dejando fuera y para Francia las ricas salinas de Lyil y la Bahía de los Galgos, ricas en pesca.

    El Reino de Marruecos, que antes fue protectorado hispano-francés, siempre tuvo la ambición de extenderse por toda la costa Atlántica, hacia el sur, incluida Mauritania. Esa reivindicación será constante e incluso originará la guerra de Ifni (1957-1958). España, en las postrimerías del franquismo, llevó el caso al Tribunal Internacional de La Haya, que en 1975 hizo público su dictamen consultivo, según el cual no se habían encontrado lazos de soberanía de Marruecos ni de Mauritania, sobre el territorio del Sáhara Occidental. Luego no hay nada que se oponga a la autodeterminación saharaui. España debió entonces ceder el gobierno y el territorio al Frente Polisario, pero no lo hizo por temor a Rabat.

    Hasta la segunda mitad del siglo XX, la población saharaui era fundamentalmente nómada y hospitalaria. Celosa de su independencia, amaba el desierto y no tenía ninguna sumisión al sultán de Marruecos. Pero las relaciones directas de los españoles con los saharauis fueron tardías. Hasta 1916 no se ocupó Cabo Juby y hasta 1920, La Guara, en cabo Blanco, que sería base de apoyo de los pesqueros canarios. En 1934, con el Gobierno de la República, se consiguió ocupar la mítica ciudad de Smara, en pleno desierto, consiguiendo una convivencia pacífica con las numerosas tribus nómadas saharauis.

    Comenzó así una época de paz y amistad, que se vio perturbada cuando, en 1956, con motivo de la independencia del protectorado de Marruecos, el sultán Mohamed V comenzó una fuerte reivindicación internacional ante la ONU sobre el territorio del Sáhara español. Franco y Carrero decidieron establecer una política de permanencia indefinida en el territorio, llegando a originar una gran fricción jurídica en 1958, como fue el convertir en provincia española el Sáhara, con su capital en El Aaiún. El pueblo saharaui se sentía cómodo con la Administración española, pero pronto comenzaron a intervenir los nacionalismos locales, financiados por Marruecos contra España, apareciendo en 1973 el Frente Polisario como un movimiento independentista y de liberación nacional.

    Entre España y el pueblo saharaui se interpusieron los intereses de Hasán II y su idea de un Imperio Cherifiano que llegase hasta el río Senegal. Le apoyaba en su ambición EEUU, que no veía claro el devenir político en España. Con la ayuda de la CIA, Marruecos preparó su Marcha Verde, que originó una penetración pacífica y pactada de 10 kilómetros en dirección a El Aaiún. El Gobierno español, con Franco moribundo, sin saber qué hacer y en una decisión secreta, firmó la orden de evacuar el Sáhara el 10 de noviembre de 1975. Se abandonó a su suerte al pueblo saharaui.

    Por los acuerdos de Madrid, de 14 de noviembre de 1975, España cedía la administración del territorio a Marruecos y Mauritania. El pueblo saharaui, debido al hostigamiento de esos dos países, abandonó su territorio, en una marcha trágica a través del desierto, en la que se desplazaron 300.000 habitantes, de los que llegaron finalmente a Tinduf (Argelia), unas 200.000 personas. Allí permanecen desde hace 35 años, olvidados del mundo y de la ONU, incapaz, por la influencia de EEUU, de organizar un referéndum ni de dar una solución al conflicto.

    ¿Qué puede hacer España? Todo menos mostrarse débil ante Marruecos y ante el resto del mundo. Bien es cierto que no se va a ir a una guerra por devolver el Sáhara a los saharauis, pero, ¿dónde está la conjunción planetaria entre Zapatero y Obama de la que hablaba la ahora ministra Pajín? Nada más simple que llamarle y pedirle que Marruecos contenga sus ímpetus hacia los pobres saharauis. Un país que se precie, con un Gobierno y un presidente serio, tomaría la iniciativa diplomática en la ONU y ante la comunidad internacional. Ya sabemos que en el Consejo de Seguridad no ha habido ninguna investigación ni sanción contra Marruecos, porque para eso está EEUU, para vetarla. En la Asamblea General sí es posible acusar a Marruecos, aunque para ello España debería adoptar una postura seria y firme.

    La del Sáhara es la larga trayectoria de un pueblo, con una personalidad y una cultura propias, y una tradición de independencia a través de los siglos que llega a un punto crucial de su Historia, que parece no tener retorno, en este mes de noviembre de 2010 cuando precisamente se cumplen 35 años desde que tuviera que abandonar su territorio, en el que había vivido durante siglos.

    El asalto al campamento Gdeim Izik no ha sido sino un acto más de la postura de fuerza de Marruecos. La firmeza del ministro de Interior alauí que vino a España a ordenar silencio y manos quietas a Rubalcaba nos hace pensar si no le habrá advertido del peligro que supone para España el que se sepan cosas del 11-M bien guardadas por los servicios secretos marroquíes y que Rubalcaba bien debe conocer.

    Las Naciones Unidas, esa organización que sólo está al servicio de los poderosos y que se ha quedado obsoleta en los tiempos que vivimos, no ha sido capaz de resolver nada, con el plan para el Sáhara de Pérez de Cuéllar, que estaba perfectamente detallado, ni con el del enviado espacial James Baker, de EEUU, ni con la actual Minurso (Misión de Naciones Unidas para el referéndum del Sáhara Occidental). Solo podrá ser la comunidad internacional, movilizada por España, o mejor por el pueblo español -ya que el Gobierno de Zapatero se inhibe-, la única fuerza pacífica que puede presionar y pedir la justa reivindicación de un pueblo, a quien se le ha obligado a dejar su territorio y que vive aislado y abandonado en medio de las arenas del desierto.

    Si a partir de la Carta Magna de la Descolonización de 1960 la ONU impulsó la independencia de todos los territorios de África bajo administración colonial, formando un mosaico de estados independientes a los que se les aplicó el principio del uti posidetis, es decir, el respeto a las fronteras coloniales, ¿cómo es posible que en el caso de España no se haya permitido mantener ese principio del respeto a las fronteras coloniales, delimitado por el Tratado de París de 27 de febrero de 1900, cuando tenía todos los requisitos para haber realizado la autodeterminación y la independencia del Sáhara Occidental y de su población?

    Los errores históricos acaban pagándose, y en la actualidad España no puede tener sino mala conciencia por haber cedido el territorio del Sáhara a Marruecos y Mauritania. Sólo le cabe a nuestro país alegar que en aquel momento se encontraba en una difícil transición política de un régimen dictatorial a otro en el que no se veía claro el futuro, y que las decisiones de gobierno, por consiguiente, deberían de considerarse nulas al estar contaminadas por el temor y la coacción política que indudablemente vician el consentimiento y hacen que no sea otorgado libremente. La nulidad plena de aquellos Acuerdos de Madrid y de las acciones de fuerza auspiciadas por Marruecos pondría el litigio en sus justos términos y haría viable una solución para esa pobre población errante, que le permitiese volver, si no a todo, a una parte considerable del antiguo territorio del Sáhara, donde hay sitio para todos.

    Manuel Trigo Chacón, doctor en Derecho Internacional

    Fuente

    #SaharaOccidental #España #Marruecos

  • Conflicto entre Taleb Alisalem y las asociaciones pro-saharauis de España

    Etiquetas : España, Sahara Occidental, Taleb Alisalem, asociaciones pro-saharauis, manifestación de Madrid, acuerdos de Madrid, 14 de noviembre,

    El sábado pasado, « más de medio millar de personas » según ABC, « miles según otros medios españoles, han participado en Madrid en la manifestación de apoyo al Sáhara Occidental bajo el lema ‘El derecho internacional el camino, la independencia el destino’. La movilización ha sido promovida por la Coordinadora de Asociaciones Solidarias con el Sáhara Occidental (CEAS-Sahara) y la Comunidad Saharaui en España con el objetivo de denunciar la firma de los Acuerdos Tripartitos entre España, Marruecos y Mauritania que el 14 de noviembre de 1975 supusieron el consumo de la traición del gobierno español a los saharauis y su entrega a los verdugos marroquíes.

    En esta manifestación, el activista saharaui Taleb Alisalem solía intervenir sobre el tema del Sahara Occidental y la política saharaui de España. Sin embargo, este año, la costumbre fue perturbada por la decisión del llamado círculo asociativo pro-saharaui de impedir que intervenga. ¿El motivo? En una entrevista publicada por Yahoo dijo que « cree en las personas que van a cooperar de una forma completamente honesta, pero no creo que las grandes organizaciones lo hagan de forma honesta ». « Creo que es una corporación empresarial que trafica con el dolor y el sufrimiento de muchas personas en el mundo. Creo que hay muchísimo juego sucio detrás del mundo de la cooperación. Creo que incluso se instrumentaliza por partidos, muchas veces de extrema derecha, a las organizaciones que acogen a inmigrantes para hacer determinadas cosas que molestan al ciudadano y luego poder vender el discurso de la extrema derecha. Las organizaciones son partícipes porque reciben grandes donaciones de esos grupos, por lo cual se está traficando con el dolor de muchísimas personas en el mundo. Y es un mundo que ya te digo que me ha decepcionado mucho. Hablo de las grandes organizaciones y sobre todo de la cúpula del poder, añadió.

    También abordó otro tema muy sensible que concierne directamente a las asociaciones : los niños que llegan en las Vacaciones en Paz, de los que algunos cortaron todo contacto con sus familias en los campamentos. « Siendo realista, creo que está bien la ayuda humanitaria, enviar sacos de harina, azúcar, aceite y demás, también traer a los niños aquí en verano. Pero creo que esto no es lo que quiere el pueblo saharaui, y tampoco a la larga es beneficioso para nuestro pueblo. Traer a niños a pasar un verano y luego devolverles a un campo de refugiados en medio del desierto tampoco es lo mejor para este pueblo. La sociedad civil española debería poner todo ese esfuerzo quizás en apostar por una presión política real que lleve a España a descolonizar el Sáhara Occidental, y darle a este pueblo y sus niños la oportunidad de vivir libres en su tierra, disfrutar de sus riquezas, de su mar, de sus piscinas y de sus casas, porque alimentarlos en medio de la nada es como alargar una muerte anunciada », dijo Alisalem.

    No fue del agrado de las asociaciones pro-saharauis esta declaración que no aporta nada nuevo ya que el hecho es más que conocido. Las operaciones humanitarias están siempre acompañadas acusaciones de especulación y corrupción financiera y moral.

    Los internautas saharauis no dudaron en manifestar su solidaridad con Taleb Alisalem.

    Artículo del Centro francés de investigación sobre la información relativo a este tema


    Las ONG se enfrentan cada vez más al problema de controlar el destino de sus donaciones. El riesgo de malversación de fondos por parte de representantes locales de organizaciones no gubernamentales y organizaciones internacionales sigue aumentando.

    Estos desfalcos no afectan directamente al personal humanitario de la organización, pero perjudican el carácter neutral y desinteresado de la acción llevada a cabo y desprestigian a la organización encargada de un proyecto de desarrollo o de una intervención de emergencia. Estas prácticas fraudulentas perjudican directamente la legitimidad de la acción humanitaria.

    Las desviaciones con fines de enriquecimiento personal son cada vez más frecuentes, especialmente en los países donde interviene la ONU, donde vemos surgir numerosas asociaciones para la defensa de los derechos humanos. La mayoría de ellos solicita subsidios de organizaciones internacionales o busca establecer asociaciones con ONG para financiar su desarrollo.

    El objetivo humanitario de estas asociaciones es a menudo sólo un pretexto. Muchos están formados por una sola persona a la que apoyan. No están sujetos a ningún control de gestión, lo que fomenta la malversación de fondos originalmente destinados a promover los derechos humanos o construir escuelas. Muchos otros son ficticios y sólo sirven para explotar los fondos internacionales y la inteligencia económica en beneficio de intereses comerciales.

    El desfalco también afecta a estructuras caritativas a las que se les transfiere la gestión de importantes fondos. Las operaciones elaboradas, que combinan la corrupción y el mercado negro de medicamentos falsificados, pueden causar importantes pérdidas financieras al donante o financiador.

    Desafortunadamente, abundan los ejemplos, ya sea de malversación de fondos o de donaciones en especie.

    En abril de 2006, un activista congoleño fue suspendido de su cargo de presidente de la asociación Rencontre pour la Paix et les Droits de l’Homme (RPDH ) por haber malversado 3 millones de francos CFA (4.600 euros) de una financiación concedida por la ONG británica Global Witness.

    Se han detectado varios casos de desvío de medicamentos, especialmente en la India. Los beneficiarios de la ayuda que consiguen obtener varias cajas de un medicamento (en lugar de una) las revenderán en secreto a un precio elevado, contribuyendo así a la instauración de un verdadero tráfico.

    Según varios responsables de organizaciones internacionales, muchos donantes no controlan lo suficiente los gastos de las organizaciones que financian y los equipos locales se ven abandonados a su suerte. La falta de capacitación gerencial para los directores operativos de la mayoría de las ONG es evidente.

    ¿CÓMO PREVENIR EL RIESGO DE MALVERSACIÓN DE FONDOS?

    Ante estos abusos, algunas ONG han tomado medidas encaminadas a evitar el fraude o repararlo.

    Una ONG británica, Oxfam Internacional , tras detectar irregularidades financieras en sus operaciones en Indonesia (provincia de Aceh) – tras el tsunami de diciembre de 2004 – recurrió a los servicios de una empresa de auditoría y recuperó 20.000 de los 22.000 dólares que pagó por materiales de construcción que nunca fueron entregados. . Desde entonces, la ONG contrató a un gerente de prevención de pérdidas para supervisar su enorme campaña de 97 millones de dólares.

    Debido a la imposibilidad de controlar el uso real de los fondos concedidos tras el tsunami en el sur y el sudeste asiático, las Naciones Unidas hacen auditar todos sus programas por PriceWaterhouse para evitar cualquier abuso.

    En Nigeria, la NAFDAC (Agencia Nacional para la Administración y el Control de Alimentos y Medicamentos) ha establecido un entorno regulatorio estricto, movilizándose para combatir los medicamentos falsificados a través de campañas en los medios de comunicación, aumentando la vigilancia de los puertos e implementando controles sobre las actividades y prácticas de los empresarios locales.

    En el Reino Unido, el Servicio Antifraude, creado en 1998, ha permitido al Servicio Nacional de Salud ahorrar grandes sumas de dinero recuperando fondos que habían sido malversados.

    Paulatinamente, las ONG y las organizaciones internacionales están comenzando a adoptar estándares internos de calidad y herramientas de evaluación para sus programas, según varios métodos:

    -desarrollan colectivamente estándares de “calidad” (ver Carta Humanitaria del proyecto Esfera y estándares mínimos para intervenciones en desastres www.sphereproject.org );

    -se reúnen para proponer enfoques de “calidad” (guía Sinergia de Calidad www.coordinationsud.org );

    -pusieron en marcha códigos de conducta, como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

    Así, en junio de 2006, un grupo de 11 organizaciones no gubernamentales firmaron una carta por la que se comprometen a respetar un código ético y a establecer contratos financieros estrictos.

    Pero la mejor solución sigue siendo ir al lugar donde se utilizan los fondos o se revenden los productos. De hecho, es posible rastrear los medicamentos distribuidos e identificar aquellos que se desvían, porque a menudo se venden en los mercados o son falsificados. También es un excelente método para prevenir los graves riesgos para la salud a los que están expuestas las poblaciones que utilizan estos falsos remedios.

    Como respuesta inicial a la pregunta, se puede plantear la siguiente hipótesis: « Cuanto mayor es la falta de transparencia de las estructuras organizativas de las ONG en lo que respecta a las fuentes de financiación y los métodos de gasto, más canales existen para la corrupción financiera por parte de los dirigentes de estas organizaciones ».

    Conclusión :

    El asunto levantó una polémica sin fundamento a parte de que destapó la sensibilidad del tema en el seno de las asociaciones pro-saharauis en España. ¿Tienen algo que esconder como para querellarse con el activista mediático saharaui más apreciado por en la esfera mediática saharaui?

    Para alejar toda sospecha, ya saben lo que tienen que hacer : imponer el dogma de la transparencia de las estructuras organizativas de sus organismos en lo que respecta a las fuentes de financiación y los métodos de gasto ».

    #SaharaOccidental #Sahara #Occidental #Taleb #Alisalem #asociaciones #prosaharauis #WesternSahara

  • El Sáhara Occidental: su historia

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    La incorporación de las Islas Canarias a la Corona de Castilla (1402-1496) es el antecedente que ilustra el posterior interés español en los territorios de la costa del África Occidental. Los españoles comienzan a instalarse en el Siglo XVI en el litoral saharahui, inicialmente con factorías pesqueras.

    Pero es afinales del Siglo XIX, justo antes del Congreso de Berlín (1885) que supuso el reparto de África por parte de las Potencias Europeas, cuando España se hace notar en el Sáhara fundando Villa Cisneros y estableciendo puntos pesqueros y mercantiles. Los intereses colniales franceses en el África Occidental van disminuyendo el territorio español hasta configurarse las fronteras del actual Sáhara Occidental. En 1934-36 se lleva a cabo la ocupación efectiva española de todo el territorio que pasa a depender militarmente de la capitanía de Canarias.

    En 1956 Francia y España conceden la independencia a Marruecos, y el Rey Mohamed V (abuelo del actual rey) funda el actual Estado de Marruecos. Comienzan las fricciones hispano-marroquíes por el Sáhara Occidental. En octubre de 1957 Marruecos reivindica en la ONU territorios españoles del Sáhara e Ifni, así como Mauritania.

    Entre finales de 1957 y comienzos de 1958 España interviene militarmente en los territorios de Sido-Ifni para aplacar las insurrecciones allí surgidas. La Guerra de Sidi-Ifni termina en 1958 con el fin de las insurrecciones. España, pretendiendo fortalecer su control, convierte a Ifni y al Sáhara en provincias españolas. En abril España entrega la ciudad fronteriza de Tarfaya a Marruecos.

    En 1965 la ONU presiona a España para que acceda a la descolonización de Sáhara Occidental. En 1972 se crea y comienza a actuar el Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro (Frente Polisario), que comete atentados y sabotajes contra las tropas de ocupación españolas. Desde 1961 unos estudios demustran la riqueza del subsuelo saharaui en fosfatos y petróleo, lo cual aumenta las apetencias españolas pero también marroquíes.

    La ONU exige ya en 1975 la descolonización del territorio, y España intenta ante lo inevitable del proceso, retrasarlo y preparar su influencia sobre el futuro Estado independdiente. La ONU reconoce además el derecho de autodeterminación del Pueblo saharaui.

    Desde octubre de 1975 Marruecos comienza a hostigar al territorio con la presión de la Marcha Verde, 300.000 civiles marroquíes desarmados que amenazan con ocupar el territorio. El Ejército Marroquí también se pone en estado de alerta. Marruecos desea anexionarse el territorio, en principio compartiéndolo con Mauritania. El Ejército Español espera instrucciones que no llegan desde Madrid. El 1 de noviembre de 1975 el príncipe Don Juan Carlos visita El Aaiún para tranquilizar a las tropas españolas. Marruecos se sabe reforzado por el respaldo tácito de EE.UU, que acepta la anexión marroquí del territorio aunque no lo declare.

    Ante la delicada situación interna de España (agonía de Franco), la tensión con Marruecos y la presión de EE.UU, el 14 de noviembre de 1975 se firman los Acuerdos Tripartitos de Madrid por los que España cede su control colonial sobre el Sáhara a Marruecos y Mauritania, desdiciéndose así de su compromiso de independizar el territorio. Marruecos invade el territorio en noviembre y Mauritania la parte sur en diciembre. Las últimas tropas españolas lo abandonan el febrero de 1976. El Tribunal Internacional de La Haya decreta en octubre de 1976 que no marroquíes ni mauritanos tienen derecho alguno sobre el territorio. La ONU condena además en su XXX sesión la ocupación marroquí.

    En diciembre de 1975 se constituye el Consejo Provisional Saharaui en contra de la ocupación, y en febrero de 1976 se proclama la República Árabe Saharahui Democrática. La aviación militar marroquí bombardea a los civiles saharahuis que huyen a Argelia, país que les acoge y les financia, estableciéndose los campamentos de refugiados en Tinduf.

    La lucha entre el Polisario y los dos ocupantes comienza cuando en junio de 1976 los saharahuis lanzan un ataque contra la capital de Mauritania. Francia comienza a definirse a favor de Marruecos por sus propios intereses cuando en diciembre de 1977 aviones franceses Jaguar bombardean a las fuerzas del Polisario en apoyo de Mauritania. Finalmente, en agosto de 1979 Mauritania renuncia al territorio y se retira, firmando la paz con el Polisario. Marruecos ocupa la totalidad del Sáhara, la parte mauritana, iniciándose la guerra abierta entre Rabat y el Polisario. Las relaciones entre España y Marruecos se deterioran gravemente en 1979.

    En 1980 Marruecos construye los Muros defensivos contra el Polisario, con la última tecnología suministrada por la CIA. En diciembre de 1981 el secretario de Estado Norteamericano Alexander Haig visita Rabat, y en mayo de 1982 Hassan II visita Washington, logrando una ayuda de 100 millones de $. La guerra le cuesta a Marruecos 1 millón de $ diario y Washington muestra así su claro respaldo a Rabat.

    En 1984 la RASD es reconocida por casi 60 países, incluída Mauritania, y es admitida en la Organización de Estados Africanos, lo que provoca el abandono marroquí de esta organización. En julio de 1984 una ofensiva militar del Polisario rompe las defensas marroquíes por varios puntos. En agosto Marruecos y Libia firman una alianza estratégica o unión árabe, los Acuerdos de Uxda, con lo que Marruecos busca aislar a Argelia y al Polisario.

    En 1989 se acuerda una tregua entre Marruecos y el Polisario, agotados ambos, y en septiembre de 1991 termina la guerra en tablas, tras 12 años de guerra declarada, gracias al alto el fuego patrocinado por la ONU en su Resolución 690, creándose además una fuerza de Cascos Azules (MINURSO). Pero en 1992 se hizo evidente que Marruecos no estaba conforme con la MINURSO, ya que violó en un año el alto el fuego 178 veces, por sólo 7 del Polisario.

    Marruecos envió en 1992 35.000 ciudadanos al Sáhara para alterar el censo de población y hacerlo favorable a Marruecos de cara a un posible referéndum, referéndum que se debía haber celebrado en enero de 1992 pero que hoy, 2002, aún sigue pendiente ante las trabas marroquíes. El mediador norteamericano James Baker comenzó su actividad en 1997, pero el denominado Plan Baker sigue hoy pendiente, y el Polisario ya ha advertido que no lo acepta y que de no llegarse a una solución volverá a la lucha armada.