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  • No se descarta una tercera guerra mundial: ¿qué impacto tendría?

    No se descarta una tercera guerra mundial: ¿qué impacto tendría? – Argelia, África, mundo, Rusia, Ucrania, China, Corea
    No hay que descartar una tercera guerra mundial: ¿qué consecuencias tiene para Argelia, África y el resto del mundo?

    Por Djamel SAADI

    Serguei Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, ha planteado por primera vez la idea de una tercera guerra mundial. Por supuesto, el campo de operaciones militares se centrará principalmente en Europa. Sin duda, habrá efectos colaterales para los países cercanos al continente europeo y Argelia está a sólo unos cientos de kilómetros de las costas del sur de los países europeos.
    ¿Debemos preocuparnos por esto? Ciertamente, porque si esta tercera guerra se desata, no perdonará a ningún país, empezando por el ámbito económico, donde nuestro país, socio importante del continente europeo, se verá afectado. El petróleo y el gas que vende Argelia van directamente a Europa. Nuestras exportaciones de no hidrocarburos, que están empezando a subir a un nivel nunca antes alcanzado, se verán debilitadas. En definitiva, es toda nuestra estructura comercial interna y externa la que se verá afectada. Hay, en efecto, motivos de preocupación.

    Independientemente de esta guerra continental, existe un peligro permanente para nuestro país en el lado de su frontera occidental, porque nada dice que una vez lanzada esta guerra en Europa, la tentación de este vecino belicoso, Marruecos, no se convierta en un objetivo, el de atacar a nuestro país, sabiendo que la agitación geopolítica que entonces existirá será propicia para una intervención militar. Por tanto, este anuncio de Lavrov debe tomarse muy en serio y Argelia debe estar preparada para cualquier eventualidad, porque nuestro país es ahora objeto de maniobras cuyo objetivo está fuera de toda duda.

    El desplazamiento de los conflictos regionales hasta ahora más o menos controlados ampliará el espectro de una globalización de la guerra. Se trata del Magreb, y más aún del Sahel, donde seguramente se producirá una extensión de los combates que tienen lugar actualmente en Malí a Chad, Níger y toda África Occidental. Los logros europeos en África se verán afectados y esto inducirá sin duda una respuesta de Francia, cuyos intereses están bien establecidos.

    Los rusos, que ya están presentes en Malí, querrán ampliar su presencia en la región y se enfrentarán a los franceses. No cabe duda de que habrá alianzas en ambos bandos y esto no hará más que degenerar en una situación de extensión de la guerra que sacudirá a Europa a todo el continente africano, ya que al este del mismo se está gestando un conflicto de hace unos meses entre Egipto y Etiopía por la construcción de una segunda gran presa en el Nilo.

    En este polvorín compartido por países altamente inestables como Sudán, Somalia y Eritrea, la tentación de anular las resoluciones de la ONU se convertirá en un hecho y será incontrolable porque la ONU se parecerá entonces a la Sociedad de Naciones que no pudo evitar el estallido de la Segunda Guerra Mundial. ¿Se detendrá ahí? Ciertamente no, porque en el continente asiático está China, y esta segunda potencia económica mundial se verá seriamente impactada económicamente por esta guerra que se originará en Europa, de donde Pekín extrae la mayor parte de su crecimiento, pero también en África. ¿De qué lado estará entonces China? Desde luego, no del lado de Occidente, liderado militarmente por Estados Unidos, el gran enemigo de Pekín. Una alianza estratégica entre Rusia y China para enfrentarse a Occidente será inevitable. La relativa neutralidad observada hasta ahora por este gigante asiático dejará de existir y la tentación de resolver definitivamente el problema de Taiwán será más fuerte que nunca. Lo mismo ocurre con Corea del Norte, que sólo espera la oportunidad adecuada para enfrentarse a su viejo enemigo, Corea del Sur.

    Inevitablemente, la guerra se trasladará al Pacífico, como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, con la diferencia de que esta vez Estados Unidos tendrá que enfrentarse a dos superpotencias, una en Europa y otra en Asia, y ambas poseen armas nucleares en abundancia. De hecho, lo que se está preparando a escala planetaria es un terremoto global. No habrá ganadores en esta tercera guerra mundial, sino sólo perdedores con terribles consecuencias que afectarán a todo el mundo.

    Aujourd’hui l’entreprise, 30/04/2022

    #Ucrania #Rusia #Europa #Argelia #Corea #China #Guerra

  • Ucrania y Marruecos tentáculos de la OTAN. ¿Quién dirige la NATO?

    Ucrania y Marruecos tentáculos de la OTAN. ¿Quién dirige la NATO? – Sahara Occidental, Estados Unidos,

    Por el Coronel Manrique

    Jazaría y origen Rusia

    En estos momentos en que el Canciller de Rusia habla de la muy posible guerra nuclear mundial, no quiero dejar de dar mi modesto testimonio respecto a dos grandes acontecimientos de trascendencia inmensa para España: la guerra de Ucrania y la insufrible agresión personalizada por Marruecos. Para no ser muy gravoso al sufrido lector, trataré de sintetizar y plasmar ideas con gráficos.

    Tengo presente, y quiero resaltar, que la OTAN, brazo armado de las potencias sajonas en primer lugar y de la plutocracia mundialista en último extremo, tiene como últimos fines confesados cosas tan aberrantes como la ideología de género y la agenda 2030, mientras la renacida Rusia ex soviética ha recuperado, en gran medida, la religión cristiana (ortodoxa) e introducido en su Constitución, de la mano de Putin, el respeto a la familia tradicional. Porque no solo la geoestrategia y el lucro económico están detrás de la guerra en Europa.

    Ucrania

    Para empezar, como síntesis de la historia de Ucrania, y sin olvidar el Rus de Kíev (origen de Rusia) y el reino Jázaro que encabezan estas líneas, la adjunta ilustración muestra las peculiaridades sociológicas de la Ucrania contemporánea, engrandecida por Rusia/URSS a lo largo del s.XX. Y ello no sin citar de pasada los nunca respetados Acuerdos de Minsk (y Aquí) y los ucranianos prorrusos muertos en los ocho años de la guerra civil (y Aquí) antes de la invasión rusa. También el que pudo ser plan inicial ruso, frustrado, aparentemente, por las deficiencias de información y por la resistencia ucraniana montada en base a la ingente, antigua y siempre impulsada por Usa/UK/UE. La actual situación de los frentes dibujan, con aparente claridad, cuál va a ser el final de esta fase del ataque ruso: el dominio del Sur y Este de Ucrania, donde son mayoría casi generalizada las poblaciones son prorrusas (y más tras los desplazamientos de los nacionalistas ucranianos y las retiradas/derrotas de sus fuerzas), y quizá, al final, con frontera fluvial con la Ucrania residual, fundamentalmente, en el Diéneper, y con Moldavia al Oeste en el Diénester.

    En cuanto a la marcha de la guerra hay que tener presente que Ucrania, una nación comparable en extensión y población con la nuestra, contaba, sobre el papel y según fuentes norteamericanas, con el ejército convencional más numeroso y potente de Europa. Sus posibles deficiencias en tecnologías punta, y armamento “no convencional”, eran compensadas con las ingentes y apenas secretas ayudas norteamericanas, y su experiencia de combate en la guerra civil, además de unas milicias muy politizadas, autodenominadas nazis (sin duda, muy infiltradas y manipuladas) y que representaban casi la mitad de los efectivos totales (más de 100.000 hombres). Ejemplos de la participación en la guerra de la OTAN son la probable captura del Teniente General yanqui Roger Cloutier en Mariopul y el hundimiento del crucero “Moscú”, este último, al parecer, a consecuencia de impactos en la banda que no daba a la costa; ambas cosas no han sido reconocidas por Rusia, pues, sin ningún género de dudas, llevarían a la guerra total con la OTAN.

    El imperialismo OTAN, en Europa y África, caballo de batalla del NOM.

    En relación a las “milicias nazis”, la labor de la OTAN/Ucrania es impresionante y casi increíble: han sido capaces enfrentar a muerte dos pueblos hermanos e instrumentalizar una ideología que supuestamente detestan, como es el nacional-socialismo alemán, en favor de sus intereses. Hay que recordar que tanto Zelensky, y muchos de sus colaboradores, como Boris Johnson (el Primer Ministro inglés) son judíos askenazis reconocidos, y, seguramente, Úrsula Von der Leyen, dado su origen e inclinaciones (también lo es la ex canciller Ángela Merkel).

    Aparente (¿buscada?) contradicción

    Los últimos apuntes gráficos son ejemplos de la manipulación mediática que nos inocula la maravillosa personalidad de Zelenski y el no menos ejemplar comportamiento (democrático y ético) de sus fuerzas, sin olvidar el de la OTAN y sus aliados. Zelenski ha suprimido todos los partidos políticos y medios de comunicación y dado, al menos, rienda libre a los grupos paramilitares que han asesinado a 11 alcaldes e innumerables ciudadanos ucranianos de cualquier sexo y edad; y eso por no hablar de masacres de bandera falsa (Bucha, Kramatorsk, etc).

    ¡A Zelenski aplaudió el Congreso, VOX incluido, después de insultar a España (Felipe II, Guernica, empresas, etc)!

    En Bucha los cadáveres aparecieron tras la retirada rusa (es impensable que dejaran esas “pruebas” tan a la vista … y algunas autopsias lo demuestran). El nº de serie del “misil ruso” en Kramatorsk era ucraniano (como otros caídos en ciudades del Donbass). Y lo que no ofrece dudas es el ingente número de vídeos de milicianos y soldados ucranianos torturando y matando a soldados rusos, compatriotas suyos prorrusos y periodistas occidentales independientes.

    La manipulación de los crímenes

    No puede sorprendernos, al menos no desde la uniformidad tiránica de la manipulación asociada al Covid, que prácticamente todos los Gobiernos y Media apoyen el discurso oficial “atlantista” (sajón), eludan la mínima búsqueda de la verdad e impongan una censura casi imposible de superar. Y, en relación a la mínima equidad y ética, no es que se demonice a Rusia, es que se da carta blanca para cualquier desafuero/crimen no solo a Ucrania, sino a esa alianza atlántico-global que nos tiraniza y, mire usted por donde, no le ha salido nunca eso de defender Ceuta y Melilla, e incluso Canarias, y nos invade en Gibraltar. Y lo mismo hay que decir de la Unión Europea, una de cuyas principales fronteras son esas tierras españolas. Para estos aliados, que seguramente nos llevan de cabeza a una guerra nuclear, no hace falta enemigos.

    Pero esa historia africana es digna de un trabajo propio posterior.
    La ocupación marroquí vino, no solo pacíficamente, de la mano de Usa, y sin su ayuda Marruecos pudo ser derrotado

    Comentaba anteriormente la inaudita uniformidad de nuestros políticos a la hora de implicar gravemente la seguridad nacional y los intereses patrios en un peligrosísimo y peculiar conflicto que no es ajeno, de la mano de unos “aliados” que no solo no nos defienden (Ceuta-Melilla), sino que nos invaden (Gibraltar) y apoyan todo tipo de agresiones de terceros, como es el caso Marruecos en el Sáhara-Canarias, Ceuta-Melilla-Peñones, en su guerra comercial y en las apenas encubiertas acciones de supuestas mafias de la droga y la inmigración ilegal.

    Marruecos, nuestro más peligroso “aliado”

    Aunque en la vergonzosa carta de Pedro Sánchez al rey alauí, saltando por encima de todo tipo de legalidad nacional e internacional y los mínimos protocolos diplomáticos, ha habido cierta uniformidad contra el mandatario del PSOE, ha sido obviando partes fundamentales del problema saharaui y sus implicaciones con Canarias. Porque las Islas Afortunadas han dejado de serlo al perder sus aguas, pesca, fondos marinos, y quedar vendidas a las invasiones inmigratorias. Y España en general a un largo etcétera que incluye el grave peligro de su seguridad y las represalias a nivel de terceros, empezando por Argelia (gas y aguas de Baleares) y la República Árabe Saharaui (RASD). Con relación a la última, nuestra traicionada y abandonada provincia, nadie parece acordarse de que la condenamos a una larga (1975-1991) y durísima guerra, la cual Marruecos a reiniciado hace dos años sin que se hayan dado por enterado ninguna plañidera o medio de comunicación, ni ONU, ni OTAN, ni Unión Europea, ni las señorías de los partidos parlamentarios o de los cuerpos jurídicos, ni las jerarquías eclesiásticas, ni nuestro avezados y atlantistas militares.

    Por esto es normal, pues en España nadie parece saber que las dos únicas colonias que hay en Europa y África son Gibraltar y el Sáhara Español, ambas pendientes de descolonizar según la ONU y ambas “españolas de iure”, para nuestra vergüenza y calamidades. Tampoco recuerda que Puerto Rico (y Guam y muchos otros “enclaves”) están o deberían estar en la misma situación y en manos de los países sajones que impulsan la guerra contra Rusia y apoyan a Marruecos en todas sus acciones contra todo derecho.

    La mano que se mueve por detrás de algunos actores

    Aquella provincia española fue arrancada a la fuerza y con traición, sin cumplirse nunca el mandato de la ONU respecto al referéndum de autodeterminación, que impulsó España hasta el cambio de régimen. Y la sangre española derramada no fue solo la de los saharauis con DNI español, ni la de los caídos por proyectiles y minas marroquíes, ni la hispana derramada por los “polisarios”, también fue la de los pescadores asesinados fríamente en oscuros atentados atribuidos por Marruecos (y nuestro Gobierno) a la RASD, pero cuya responsabilidad muy bien pudo de un reino que ha terminado robándonos no solo la pesca, sino las aguas y la riqueza de sus fondos (“tierras raras”, petróleo, gas, etc).

    Todo ello, claro está, con la inicialmente encubierta ayuda norteamericana e israelí, entre otros estados, y hoy proclamada a los cuatro vientos.

    Algunas de las ingentes pérdidas alauís

    El libro

    Pero este trascendental y peligroso tema, apenas esbozado aquí en su historia y actualidad merece un detallado estudio que ofrezco en una obra que no les dejará ni indiferentes ni sin respuestas, tanto en cuanto a historia, sociología, geopolítica y milicia. Resumo:

    Además de las históricas relaciones entre la Península y el Magreb en las épocas fenicia, romana (Mauritania Tingitana), bizantina y visigoda, y los ocho siglos de presencia musulmana en nuestras tierras, Marruecos, tras la sangrienta pacificación del Protectorado, desde su “renacimiento” en 1956 Marruecos nos ha hecho siempre la guerra. Ataques armados y otros apenas encubiertos en la mayoría de las ocasiones; una guerra híbrida al decir actual.

    La sangrienta Guerra de Ifni-Sáhara en 1958, aún sin retirarse por completo de allí nuestro Ejército del Norte de África y tener en nuestras academias más de 200 cadetes suyos, nos forzó a abandonar la Zona Sur del Protectorado de Marruecos (Tarfaya), incluso, y vergonzosamente, sin habernos entregado los prisioneros que tenían, y Sidi Ifni (Provincia nº 51) en 1969, a pesar de ser una concesión “a perpetuidad” de Marruecos tras el tratado de paz la Guerra de 1860. Y entonces Marruecos no contaba prácticamente con armamento pesado, Aviación, ni Marina.

    Libro de ampliación

    La Marcha Verde, cuando España era casi potencia nuclear y el reino alauí prácticamente carecía de Aviación y Marina, nos forzó a entregar el Sáhara (Provincia nº 53), incumpliendo gravísimos compromisos legales nacionales e internacionales. Así como, tras oscuros ataques terroristas, dejar los caladeros del banco canario-saharaui.

    Marruecos luego fagocitó las zonas neutrales, Perejil y la Zona Económica Exclusiva Canaria, al tiempo que nos inundaba de droga, inmigrantes, terroristas, productos hortícolas y humillaciones de todo tipo. Y, siempre reclamando descaradamente muchas zonas nuestras, se lanzó luego a una carrera de armamento que ha ganado claramente.


    Todo esto, y lo que venga, ha sido y será posible gracias a traiciones españolas, junto con apoyos e inducciones de otras naciones que, formalmente, son nuestras aliadas.

    Disculpen la propaganda y quédense con su contenido.

    Indicios de futuro

    VOX

    Y, para demostrar que no me mueven motivos egoístas, voy a quitarme, seguramente, algunos lectores con la crítica al grupo que más podría haber hecho en beneficio de España, pero que, con ocasión de las crisis de Ucrania y el Sáhara, ha tenido una actuación nada boyante, por decirlo suavemente. Porque en ambos casos ha demostrado una aterradora falta de conocimientos o de principios.

    Ya en su momento dio una muestra de ello poniéndose de perfil con ocasión de la profanación sacrílega del Valle de los Caídos y del Generalísimo Franco, con lo que aquella acción suponía de carga de profundidad.

    A lo dicho se suma la no denuncia de graves ilegalidades en las últimas elecciones (por marcar un límite temporal). Y eso que lo hizo en su momento en Andalucía y recuperó miles de votos “extraviados”, y que es público y notorio que no se hace el obligado escrutinio manual general ni se audita el sistema de transmisión de datos desde las mesas electorales al Ministerio del Interior. ¿Alguien pude creer que con esa postura le darán más oportunidades? Porque puede mirarse en el espejo de Marine Le Pen o de Trump. ¿Creen que van a tener tiempo (años) frente a una carrera acelerada del NOM (Tercera Guerra Mundial -nuclear- incluida)?

    Tampoco hace las merecidas críticas a unas instituciones, por muy altas que sean (Jefatura del Estado, Justicia, Milicia, Sanidad Pública, etc), que en muchas ocasiones deben ser objeto de llamadas de atención.

    Aterrador panorama el de VOX como no cambie. ¿A qué espera? ¿Por qué tantos balones de oxígeno a este sistema corrupto? ¿Creen que con estos amaños “electoralistas” (al decir del profesor Centeno) les van a perdonar?

    Y apocalíptico futuro el que se vislumbra para España.

    Coronel Manrique
    José María Manrique (Burgos, 1949), coronel de artillería retirado (1968, 2005 reserva por edad). En la forzada situación de reserva por edad a los 56 años fue escribiendo la historia española y universal especialmente del S. XIX en adelante, así como la metahistoria.

    El Correo de España, 30/04/2022

    #Marruecos #España #SaharaOccidental #Gibraltar #OTAN #EstadosUnidos

  • Por qué el conflicto de Ucrania ha sellado el del Sáhara

    Por qué el conflicto de Ucrania ha sellado el del Sáhara

    Por qué el conflicto de Ucrania ha sellado el del Sáhara – España, Marruecos, Argelia, Sahara Occidental, Ucrania, Rusia, Europa, Estados Unidos, Vladimir Putin,

    Por Ilya U. Topper*
    La guerra entre Rusia y Ucrania obliga a Europa a acercarse a Marruecos y a enterrar el contencioso del Sáhara Occidental
    ¿Por qué ahora? se han preguntado muchos, tras ver la carta del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. “España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo”. Traducido: Madrid está preparándose para seguir el ejemplo de Estados Unidos y reconocer el Sáhara Occidental como parte del reino marroquí. ¿Por qué ahora? Con el conflicto del Sáhara congelado desde hace treinta años, ¿por qué no dejarlo otros treinta, a ver si desaparece solo? No es un conflicto especialmente costoso para Europa: los 10 millones de euros que Bruselas transfiere al año en ayuda humanitaria son calderilla, al igual que los 5,5 millones que añade la AECID española. A eso se añaden 60 millones de dólares anuales para los cascos azules de la Minurso, que patrulla el territorio no se sabe muy bien para qué, pero eso lo paga Naciones Unidas. Al igual que los 20 millones anuales en comida para los 130.000 refugiados saharauis en Tinduf a través del Programa Mundial de Alimentos y otros 44 millones mediante el ACNUR. Unos 140 millones de dólares al año. Nada. Lo que cuesta una batería de 24 misiles Iskander como los que Rusia lanza en Ucrania cada día.

    Son precisamente esos misiles en Ucrania los que han encendido las alarmas en Europa. Porque tanto está quedando claro: la guerra con Rusia ha venido para quedarse. Incluso si Ucrania se convierte para el régimen de Putin en lo que fue Afganistán para la Unión Soviética, una sangría económica y psicológica que acaba por arruinar la nación, el proceso probablemente dure años. Salvo que una especie de golpe palaciego en Moscú intente salvar los muebles, es decir las finanzas de los oligarcas, apartando a Putin del poder antes de la bancarrota, lo que se avecina es una nueva guerra fría. Como la de antes. Y en época de guerra fría, los conflictos congelados se recalientan.
    El propio conflicto del Sáhara, o mejor dicho su estatus de cuestión internacional, fue un clásico producto de la guerra fría. Por supuesto había factores locales de sobra: para Marruecos, la aspiración de incorporar por fin un territorio que durante siglos solo había considerado parte teórica del reino, además de la pesca, que ya fue manzana de discordia entre España y Portugal en Tordesillas, y unas minas de fosfato de propina. En el otro bando, el rechazo rotundo del Frente Polisario de aceptar la bandera de un régimen que en 1958 había traicionado al movimiento anticolonialista saharaui tras años de apoyo y lo había dejado a merced de las ametralladoras de la operación franco-española Teide / Écouvillon. Hay cosas que no se perdonan.

    Pero ninguno de los dos bandos estaba solo. Rabat podía contar desde los años sesenta con millones de dólares, cohetes antitanque y hasta cazas de Estados Unidos, pensados para defenderse contra Argelia, en la órbita soviética, que recibía un volumen de ferretería aún mucho mayor desde Moscú. El Frente Polisario era un peón en este juego, de haber ganado, la extensa pero casi despoblada república saharaui se habría convertido en un protectorado de Argelia y su costa en el punto ideal para establecer esa base naval sin hielos que la Marina soviética buscaba como el santo grial por los mares del mundo. O eso, al menos, temía Washington. Darle a Rabat todo el apoyo que necesitaba para evitar que ocurriese era parte esencial de su política exterior.

    La disolución de la Unión Soviética debería haber puesto fin a esta lógica de bloques, dando paso a una salida negociada. A la independencia, porque todos los implicados sabían que ese iba a ser el resultado del referéndum que se negoció y que Rabat nunca permitió. Hubo unos años en el que Washington podría haber optado por impulsar esta salida para crear un Estado satélite en su propia órbita, pero renunció a intentarlo. Quizás por respeto a París, que no puede cambiar de aliado en el Magreb. Argelia, por otra parte, tampoco tuvo interés en retirar su apoyo al Frente Polisario, seguía siendo una herramienta para perjudicar a su vecino y sempiterno rival, ya que mantener el control policial y militar sobre el territorio saharaui es una sangría económica, diplomática y democrática para Marruecos. Una bola que arrastra el país y que ralentiza su desarrollo.

    También ralentiza el desarrollo de Argelia: según el digital Algeriepart, el Gobierno argelino desvía cada año de su presupuesto unos 1.300 millones de dólares hacia las estructuras del Frente Polisario para permitir el funcionamiento de lo que reconoce como República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Ni usted, lector, se cree que esto se debe al espíritu noble de una cuadrilla de generales argelinos comprometidos con los ideales de la libertad de los pueblos (salvo el suyo propio). En geopolítica, pagar conflictos siempre se hace a cambio de algo.

    Política de Washington
    Donald Trump, experto en pegar patadas a las cosas que los demás políticos no quieren menear, fue el primero en encontrarle una nueva utilidad al conflicto saharaui: reconoció oficialmente la soberanía marroquí a cambio de que Rabat estableciera relaciones diplomáticas con Israel. A Joe Biden le pareció práctico; no retiró ese reconocimiento al igual que no volvió a llevarse la embajada estadounidense de Jerusalén a Tel Aviv, y ahí sigue en la web oficial la dirección (“En proceso de apertura”) del consulado estadounidense en Dajla. No era un capricho de Trump: es política de Washington.
    Por fin, debieron de decirse en París, donde siempre han preferido el elegante silencio para enmascarar su resuelto apoyo a Rabat, salvo Jacques Chirac, que en 2001 utilizó el término “las provincias del sur de Marruecos” para el Sáhara. En enero pasado, Alemania dio un paso al frente: el presidente, Frank-Walter Steinmeier, envió una carta al rey marroquí asegurando que consideraba el plan de autonomía para el Sáhara parte de los “esfuerzos serios y creíbles de Marruecos” y “una buena base para un acuerdo”, una fórmula casi idéntica a la española, salvo el superlativo.

    Pero Alemania pinta poco en el conflicto. Es España quien es no solo el guardián moral del Sáhara sino, sobre todo, el ama de llaves de la relación entre la Unión Europea y Marruecos. Muy a su pesar; recibe todas las pullas que lanza Rabat para avanzar sus intereses en el tablero internacional, ya sea una oleada de migrantes dirigida contra Ceuta —un truco que ha copiado de Erdogan, y que funciona solo porque la Unión Europea aún mantiene una absurda política de limitar la inmigración en lugar de fomentarla, como pide el mercado laboral— , ya sea un cierre de fronteras de Ceuta y Melilla. Y no es fácil responder con la misma moneda bloqueándole las vías de comercio a Marruecos: los camiones que transitan de Tánger a Algeciras van en gran parte a Francia.

    El plan de Europa
    Así estábamos cuando Rusia pegó un puñetazo en la mesa de Ucrania. Y alguien en Bruselas debió de mirar el mapamundi colgado en la pared. Europa tiene tres puertas, aparte el siempre abierto Atlántico. Una da al este: ahí está Moscú y detrás, toda Asia. La otra es al sureste y da paso a Oriente Medio, de Irán a Arabia. Durante siglos se llamaba la Sublime Puerta; hoy tiene un portero de modales menos sublimes, experto en chantajear a Bruselas con oleadas de migrantes. La tercera da al sur, y detrás está África entera.

    No podemos estar peleados con los tres porteros a la vez, se han dicho en Bruselas. Si Putin cierra una puerta, Mohamed VI debe abrir una ventana. De momento, desde luego, África no es un mercado interesante para la Unión Europea, ni un proveedor esencial en volumen de mercancías. De momento. Si hay que prepararse para un largo invierno ruso, no vendrá mal interesarse por el continente, antes de que China se haga con el monopolio. O la propia Rusia. Porque Rusia está en ello, desde Mali a Mozambique. El mundo ha empezado otra carrera por África, 140 años después de la primera.

    La primera estafeta la perdió Francia en febrero pasado, cuando Mali le pidió retirar sus fuerzas y se alineó con Moscú. Pero la meta está más al sur: Nigeria tiene las novenas reservas de gas en el mundo. No son nuevos los planes de llevarlo a Europa mediante un gasoducto que cruce Níger y Argelia, y podemos pensar que ahora mismo más de un despacho está contratando a ingenieros para evaluar costes y trayectos. Pero un gasoducto a través de un desierto con países sumidos en regímenes corruptas, golpes de Estado, mafias de tráfico de migrantes y milicias yihadistas no es lo que necesita Europa. Europa necesita una África, o al menos la mitad norte de África, estable y pacífica, en pleno desarrollo económico y consumidora de bienes europeos. Si puede ser, con derechos humanos y democracia, aunque eso quizás sea pedir mucho: Rusia y China no lo piden. Se hará lo que se pueda.

    El cebo de Rabat
    Para llegar a esa África, el plan de Mohamed VI que muchos han tildado de alcázar real en el aire, quizás no sea tan descabellado: un gasoducto desde Nigeria a Cádiz, pasando a lo largo de toda la costa africana, conectando doce países. El primer tramo, de 600 kilómetros, ya está construido, a través de Benín y Togo hasta Ghana. Faltan otros 5.000 kilómetros. Por supuesto costaría el doble del gasoducto transahariano —se habla de 25.000 millones de dólares frente a 13.000 millones— pero debería tener un efecto secundario importante: el aprovisionamiento energético y el desarrollo económico de todos los países por los que pasa.

    Eso, al menos, es lo que se promete Rabat. Lleva una década invirtiendo en diplomacia, comercio y negocios al sur de sus fronteras. Aún es un mercado menor: el continente recibe solo un 7,7 por ciento de las exportaciones marroquíes —menos que las Américas, con un 11 por ciento— pero esto es una proporción netamente mayor que la de cualquier otro país europeo: España y Francia exportan menos del 2 por ciento de sus productos a África subsahariana. Esto es algo que cambiará con una África occidental más próspera, más desarrollada, más proclive a gastar en casa en lugar de caer en la red de estafas y apostar todo lo ahorrado a la ruleta mortal de la emigración.

    La vía hacia esa África futura pasa por Marruecos. En concreto pasa por Guerguerat, un puesto perdido en la frontera entre Sáhara Occidental y Mauritania. En la práctica, entre Marruecos y Mauritania, salvando una decena de kilómetros bajo mando del Frente Polisario. Es la única arteria para el tráfico rodado que conecta Tánger con el resto del continente. Fue aquí donde arrancó en noviembre de 2020 la última ronda de tensiones bélicas: Rabat se dispuso a asfaltar el tramo fuera de su control para facilitar el paso de los camiones y el Frente Polisario montó protestas, es uno de los pocos puntos donde puede aún recordar que el conflicto no está resuelto y no se puede simplemente ir adelante con el negocio como si nada pasara.

    Si Europa quiere abrir una ventana a África, y ya está tardando en hacerlo, necesita resolver este conflicto. Con Rusia colocando sus peones y sus mercenarios en África Occidental, no puede ya mantener el statu quo en la esperanza de que el problema desaparezca solo. Un conflicto en el Sahel, con una población desesperada, con toda una generación educada en la exaltación del guerrero valiente, el fusil, la bandera, el muerte o libertad, es un peón demasiado fácil de aprovechar. Cuando se enfríe la guerra en Ucrania, no sería raro que se caliente en el Sáhara.
    Ni todo el oro de Moscú puede dar la victoria al Frente Polisario: estamos otra vez donde hace cuarenta años. Pero puede minar con explosivos una de las dos puertas que tiene Europa al sur. De París a Berlín y Madrid se habrán dicho que para prevenirlo, lo más eficaz es seguir la estela de Estados Unidos y reintegrar Marruecos a una alianza firme, con el Sáhara incluido.

    Por supuesto también se podría prevenir de otra manera, dirán ustedes: primero otorgar la independencia al territorio saharaui y acto seguido formar una Unión Magrebí, con Marruecos, Sáhara Occidental, Mauritania, Argelia y Túnez como países miembros, copiando el modelo europeo. Sin duda sería lo más justo. Probablemente habrían dicho lo mismo en los años ochenta en Euskadi y en Irlanda del Norte: si de todas formas vamos hacia una Unión Europea y se abolirán las aduanas, ¿por qué no dejar que cada región elija su bandera y su asiento en la ONU? Pregunten en Madrid y Bilbao, en Londres y en Dublin, por qué no ocurrió.


    No ocurrirá tampoco en el Sáhara, tanto podemos vaticinar. Puestos a elegir entre los dos hermanos enemigos, Europa ya ha decidido: Marruecos es la puerta a África, Argelia es solo un proveedor de gas. Y el gas no está en peligro; Argel no lo cortará, porque de eso vive. Nueve de cada diez dinares que ingresa el país vienen de los hidrocarburos.
    La misma estrategia tiene lugar, desde luego, en la puerta sureste: hasta en Atenas han dicho ya que con Putin ante portas no es momento de enfadarse con Ankara. Al contrario, hay que reforzar lazos con Turquía, facilitar que se arregle por fin con Israel, al menos para poder construir el gasoducto que traerá el fluido del Mediterráneo oriental a través de Anatolia a Europa. Hay que evitar las confrontaciones y solo mantener en silencio la esperanza de que las próximas elecciones, dentro de un año, traigan a algún personaje más sublime a la Puerta. Puede ocurrir.

    Esa esperanza no la hay en Marruecos: las dinastías tienen ciclos más largos y la genética de la sangre azul es aún más impredecible que la voluntad popular. Pero al menos, con la puerta abierta podrá entrar algo de aire fresco.

    *Periodista de vocación desde sus inicios en un diario local de Cádiz, Ilya U. Topper ha pasado por diversas ONG andaluzas y madrileñas antes de aventurarse como ‘freelance’ por ambos extremos del Mediterráneo, desde el Marruecos de su infancia al Iraq de la posguerra. Aprendió el periodismo de profundidad en la redacción de La Clave, donde dirigía Internacional durante tres años, sólo para regresar en 2010 como corresponsal a Estambul, donde sigue trabajando. Es además cofundador y editor de la revista digital M’Sur, que se publica desde 2008, una apuesta de una veintena de periodistas españoles por un periodismo de calidad en el ámbito mediterráneo.

    El Confidencial, 23/04/2022

    #SaharaOccidental #Marruecos #España #Argelia #UnionEuropea #UE #Ucrania #Rusia #Gas #Africa